¿Por qué necesitamos perder el miedo a “fracasar”?

¿Por qué necesitamos perder el miedo a “fracasar”?

Se dice que el éxito tiene muchos padres y que el fracaso no encuentra el suyo, sin embargo, aprendemos más cuando nos equivocamos. Y hay más, para aprender necesitamos perder el miedo a fracasar. 

¿Qué tal si comenzamos por alivianar la carga?  Restamos peso negativo a la palabra “fracaso” y positivo a la palabra “éxito”, ya que en verdad ambas son muy relativas. Es que nada nuevo surge cuando las cosas nos salen bien, si bien es innegable la sensación placentera que nos dan las endorfinas, potencialmente pueden convertirse en una trampa:  la “zona de confort”.

¿Quién desea salir de allí?  Nos aferramos a ese lugar convencidos de que es el mejor.  Acostumbrados a él, nos sentimos seguros, sin riesgo de equivocarnos por ende se minimiza así el sufrimiento. Cuando en realidad estamos restándonos la posibilidad de crecer, y descubrir cosas nuevas, aun a costa de equivocarnos.

Nos encanta la palabra “innovación” e innovar significa hacer algo distinto, por supuesto que no hay garantías, pero sin asumir el riesgo estamos condenados a hibernar en nuestra zona cómoda.

Estimados líderes, ¿cuántas veces dijimos o escuchamos la siguiente frase: “si así sale bien, para qué cambiarlo”?, cuántas otras desalentamos a un colaborador que llegó a nosotros con una idea diferente ¿Y por qué no probar y hacerlo de otra manera?

Si Alexander Fleming, hubiera seguido el protocolo exacto de investigación, probablemente no hubiese descubierto la penicilina, hallazgo que cambió la expectativa de vida de la humanidad. Aunque fue un olvido, más que una innovación en la técnica, ya que omitió un paso del método científico.  Gracias a esa omisión hizo algo diferente que lo condujo al descubrimiento.

La historia, la ciencia y todas las disciplinas tienen ejemplos como éste, seguramente si buscan en sus experiencias personales también los hay. Algunas veces, tuvimos que salir de la zona de confort ¿Cuándo? Obligados por las circunstancias, por decisión propia o cuando nos equivocamos.

En este último caso, primero tuvimos que admitir que nos equivocamos o que algo falló, hacernos responsables de las decisiones que tomamos. Analizar qué paso, qué nos enseña lo ocurrido. Finalmente, pensar cómo lo haríamos la próxima vez. Algo así como recalcular toda la situación.

¿Se dan cuenta del recorrido que hacemos cuando algo no sale como esperábamos? Es mucho más complejo y diferente al camino lineal del “triunfo”, ¿cierto?, cuya efervescencia muchas veces nos nubla la vista.

Con esto no queremos decir que el éxito o para no irnos al extremo, que las cosas salgan bien es algo malo, ¡Claro que muy bueno! Necesario para equilibrar, motivar, y muchas cosas más. Lo que decimos es que mientras que el éxito tiene buena prensa, el fracaso no, y que cuando las cosas salen como no pensábamos tenemos la chance de aprender, que de otra manera no la tendríamos. Por eso, perder el miedo a fracasar  nos ayuda a aprender más que el éxito.