Trabajo: La salud mental sí importa

Trabajo: La salud mental sí importa

Según el último estudio de la OPS (Organización Panamericana de Salud) la salud mental en Latinoamérica sufre un fuerte deterioro, un hecho que impacta de manera directa en el mundo del trabajo.

Allá lejos quedó el proverbio que marcó la idiosincrasia de generaciones sobre el tema: “los problemas personales quedan en la puerta de la empresa” ¿Cómo se logra esto? ¿Acaso una bronquitis puede dejarse en la puerta de la empresa para entrar a trabajar sin ella? ¿Entonces, por qué esperamos que una persona que sufre depresión lo haga?

Históricamente se le restó importancia a la salud mental, atribuyéndole un status de “emoción pasajera” o “falta de voluntad o actitud” por parte del trabajador.  Una creencia teñida por el prejuicio y el estigma sobre las personas que tienen un padecimiento en su salud mental. También, enmarcado en el pensamiento “va a un psicólogo quien está loco/ a”. Aunque cada son vez menos, todavía existen estratos sociales que lo ven de esta manera.

Y es así es como la salud mental en ámbitos laborales se vio negada u ocultada hasta no hace mucho tiempo. La pandemia ayudó a visibilizarla, principalmente a quitarle el estigma negativo.  La salud mental ya es casi reconocida como lo es la salud física.  Y se empieza a aceptar que muchas veces puede ser tan invalidante o más que la bronquitis, como algunos casos de ansiedad y depresión.

En el viejo continente también están transitando el proceso aceptación de la salud mental, que se ve acelerado por las decisiones de los trabajadores. En su último estudio de junio 2022 Infojobs, la consultora española señala que el 32% de las personas están dispuestas a dejar su empleo por una cuestión de salud mental, superando en un 4% a las condiciones económicas.

Son más conscientes de su salud mental, la valoran y la priorizan más que a un empleo y esto exige que las empresas pongan el tema en su agenda.

¿Qué pueden hacer las compañías? Lo primero es concientizarse sobre el tema y sobre todo reconocer una de las cosas que más preocupa: los efectos que tiene en el rendimiento de las personas. Elegir líderes que tengan madurez emocional, una comunicación clara y coherente, ofrecer condiciones laborales justas y por supuesto un buen clima. Y una cosa más, empezar a aceptar que la salud mental sí importa.