A veces en el diálogo con los colaboradores se presentan obstáculos. La conversación se tensa y se empiezan a forman nudos.
Por eso, el dicho “que la gente se entiende hablando”, es bastante relativo, algunas veces es así, otras sólo nos enredamos en una maraña de palabras que conducen al malentendido. Especialmente cuando las emociones tiñen la conversación. Pero dado que el lenguaje es nuestra principal herramienta de comunicación, necesitamos evitar que se formen los nudos, que como es de imaginar impiden que la conversación fluya.
El punto de partida: detectar cuáles son las causas más comunes que los originan, y luego el temido pero infaltable autoanálisis, ya que como imaginarán somos nosotros quienes originamos los nudos que describiremos a continuación.
#Verdad única o el famoso “Yo tengo razón”
Sea o no enunciada la frase. Un callejón sin salida que excluye al otro de la conversación porque si uno tiene la razón el otro no, entonces queda afuera y a nadie le gusta sentirse excluido. Podemos cambiar el “tengo razón”, por un diálogo basado en preguntas que nos ayude a construir con el otro un punto de vista diferente sobre el tema.
#No se puede hacer nada…
El resultado una sensación de impotencia y rabia que deriva en la victimización del colaborador. Es otra encerrona, porque si no se puede hacer nada… Quizás no se pueda hacer lo que pensábamos, pero si otra cosa. Una vez más las preguntas nos auxilian, como una salida para visualizar otras posibilidades.
#Esto pasa porque
Dar explicaciones, y más explicaciones de los motivos por los cuales sucedió el hecho. Muchas veces terminamos culpabilizando a nuestro interlocutor “tendrías que haber hecho tal cosa”, “hiciste esto y por eso pasó” y podríamos seguir. Cuando nos vemos en ese camino, peguemos el volantazo hacia el de las soluciones.
#Es incorrecto
El colaborador nos cuenta una situación, lo juzgamos, lo sentenciamos. Nuestra mirada subjetiva y por ende parcial hace su trabajo para formar un nudo en la comunicación. Lo que logramos es intranquilizar a la otra persona y hasta desesperarlo ¿Y si nos abstenemos de juzgar?
Si bien parece fácil no lo es. Llevamos años comunicándonos así, y lo tenemos tan incorporado que la mayoría de las veces no nos damos cuenta. Simplemente ponemos el piloto automático y hablamos. Pero los resultados, también hablan, muchas veces mostrándonos la existencia de nudos en la comunicación que además malogran el vínculo. Pero hay mucho que podemos hacer, si somos conscientes de su existencia y cómo se forman, podremos empezar a desanudar nuestras conversaciones.